En junio de 2008, el prestigioso Harvard Business Review pidió a Tim Brown, CEO de IDEO, que escribiera en su página sobre el poco conocido término "Design Thinking". A partir de este momento, se le ha dado más importancia al término y ahora se utiliza en el mundo de los negocios.

 Su definición utiliza la filosofía de un modelo de creación de producto final basado en los parámetros utilizados por los diseñadores en el día a día. Sin embargo, ¿es posible crear un producto como un diseñador? Eso parece.

 En esencia, Design Thinking centra toda su atención en el proceso de diseño, sin tener ninguna idea sobre el resultado final. Esto nos ayuda a alcanzar un producto final inesperado, utilizando la innovación, transformando la idea original de forma rápida, económica y efectiva.

 Para ello, es de vital importancia la participación de un equipo con multitud de disciplinas. Sólo así se pueden crear diferentes ideas y soluciones que lleven a un producto final sorprendente.

Thinking

¿Quieres conocer el proceso? Design Thinking se puede explicar en 5 sencillos pasos:

1.     Observar y definir la base de usuarios

 La primera fase de Design Thinking consiste en acercarnos al usuario cuyos problemas queremos resolver con nuestro producto. No los conocemos ni sus características ni sus necesidades. Buscamos conocer a nuestros futuros clientes y crear empatía con ellos, ya que sólo así podremos acceder a todos los datos necesarios para pasar al siguiente paso.

 Aunque pueda parecer obvio, no sólo necesitamos saber lo que dicen y hacen. Tenemos que saber lo que piensan y sienten, ya que tenemos que tener en cuenta que nuestro producto no es sólo una cosa física o una aplicación; queremos crear una experiencia.

2.     Determinar el punto de vista de la empresa

 Toda la información recogida en la primera fase debe ser procesada para determinar el punto de vista de la empresa sobre el usuario, su problema y su contexto. Partiendo de esta base, buscamos una solución, aunque sea obvia. La innovación no consiste en crear algo nuevo, por más que redefina algo que ya conocemos, dándole un nuevo giro.

 3.     Crear varias soluciones

 Ahora tenemos un usuario real con un problema definido. Ahora es el momento de proponer una solución. En este caso, es de vital importancia que el equipo de Design Thinking sea el equipo más multidisciplinar posible, ya que estamos buscando una auténtica lluvia de ideas con muchas ideas diferentes que finalmente se convertirán en una idea final. 

 4.     Prototipo

 Esto consiste en construir lo que muchos llaman el Producto Mínimo Viable (MVP) con la idea de que al equipo le gustaba más. Un prototipo puede realizarse con elementos informativos, aunque también puede ser un modelo, una impresión en 3D o una "beta". Lo importante es que la idea básica y genérica de nuestro producto siga la premisa Lean: "quick failure, cheap failure".

 Un prototipo permite que la base de usuarios pueda echar un vistazo a algo cercano al producto final, para que puedan dar una opinión real.

 5.     Evaluar: la prueba definitiva

 La fase final del proceso consiste en pedir al usuario su opinión sobre el prototipo final. Sorprendentemente, en esta fase todavía estamos siendo informados sobre el gusto, las necesidades de las reivindicaciones realizadas por el usuario con el fin de seguir mejorando nuestro MVP.

 En realidad, es preferible no explicar al usuario nada sobre el prototipo, sólo darle la oportunidad de probarlo por sí mismo y ver lo que piensa y lo que hace con él.

 Es posible que nos encontremos en una situación en la que nuestro futuro cliente no esté satisfecho con el producto. En este caso, podemos mostrarles otros prototipos previamente descartados o repensar el prototipo con la retroalimentación recibida y generar nuevas ideas.