En pleno siglo XXI, la presencia de mujeres y otros colectivos en el sector tecnológico sigue siendo minoritaria, un fenómeno que afecta negativamente tanto a los trabajadores como a los productos del sector. Por eso, cada vez más iniciativas persiguen la igualdad y los equipos diversos

De los 18,3 millones de científicos e ingenieros que hay en la Unión Europea, el 59,24 % son hombres frente al 40,75 % de mujeres, según datos de Eurostat. Pero si se analizan en detalle las áreas de fabricación de tecnología punta, el porcentaje de varones se dispara a casi el 83 %. Y mientras los principales congresos de inteligencia artificial del mundo siguen dominados por hombres, se ha demostrado la existencia de algoritmos sesgados que perjudican a las mujeres a la hora de otorgar créditos.

Se sabe que la diversidad del mercado laboral es un dinamizador de la economía en general. De hecho, si en los 90 no hubiera habido mujeres trabajadoras en España, su PIB de 2015 hubiese sido un 18 % menor, de acuerdo a un estudio de McKinsey. Pero los beneficios de la diversidad no acaban aquí. Los equipos diversos pueden aportar "diferentes puntos de vista ante un mismo problema", afirma la responsable de UX/UI en Opinno Madrid, Carolina de los Arcos, quien presume de que su departamento está compuesto de "siete mujeres y cinco hombres". 

"Tener diferentes perspectivas hace que la 'ceguera' que pueda tener un diseñador no aparezca en la persona que ha estado en contacto con el cliente. Son diferentes puntos de vista que enriquecen, al final, las soluciones y la manera de enfrentarte a los problemas", explica. Y destaca un segundo elemento enriquecedor: el departamento cuenta con varias generaciones de edad, de la X a la Z. 

 

El enemigo en casa

Hay quien podría pensar que si no hay más mujeres en el ámbito tecnológico es porque son ellas quienes no quieren entrar. Pero las cifras de la red social de eventos presenciales Meetup sugieren lo contrario: su categoría de mujeres y tecnología alberga más de 900.000 miembros distribuidos en casi 1.400 grupos.

Esto parece indicar que parte del problema de que no haya más mujeres tecnólogas pueda estar naciendo desde dentro. Hace tres años, una investigación demostró que cuando las programadoras no revelan su sexo, su código se acepta más que el de los hombres, pero si lo hacen público esta cifra se reduce en más de un 10 %.Y por si fuera poco, las empresas tecnológicas lideradas por mujeres reciben menos del 3 % de los fondos de capital riesgo, un porcentaje que no ha cambiado entre 2009 y 2019, según la escuela de negocios estadounidense Babson College. Estos fenómenos no solo perjudican a las propias mujeres que lideran y trabajan en distintas empresas tecnológicas. También suponen un perjuicio directo para la sociedad, que pierde acceso su talento y potencial.

Ante estas realidades, no solo es necesario impulsar a las mujeres tecnólogas de hoy: animar a las próximas generaciones para que empiecen una carrera en el sector se vuelve imprescindible. De los Arcos alerta sobre lo mucho que hay que hacer en el área de desarrollo: "Tenemos que empezar desde abajo, desde las niñas, que tienen que sentirse interesadas por el mundo técnico".

Diversity in the workplace

 

La buena noticia es que las cosas parecen estar cambiando, también desde dentro. Por ejemplo, con Google a la cabeza, Women Techmakers organiza eventos para mostrar el trabajo de ellas en la industria tecnológica y empoderarlas. Pero también existen propuestas más anónimas. El objetivo es el mismo: visibilizar a las mujeres del mundo tecnológico y crear redes dentro del sector tecnológico.

Una de las mecas techies, Girl Develop It San Francisco (EE. UU.) reúne virtualmente a 9.500 programadoras y aliados. Mientras, el grupo de PyLadies Madrid (España) quiere, según su descripción, "ayudar y motivar a más mujeres para que sean participantes activas y líderes de la comunidad open source de Python"; con ese fin, organiza eventos, conferencias o talleres entre sus más de 1.800 miembros, y también quiere crear una red mundial de mujeres programadoras Python.

Estos son solo algunos ejemplos, pero la lista de iniciativas dirigidas no solo a mujeres y niñas, sino también a miembros del colectivo LGTBI+, no para de crecer. TransTech es un coworking, bolsa de trabajo al estilo de Linkedin y plataforma de aprendizaje online estadounidense que empodera a personas trans (aunque también atiende al resto de la comunidad). Su creadora es Angelica Ross, a quien desde pequeña le interesaban los electrodomésticos y que gracias a internet encontró una carrera laboral y ayuda para hacer su transición de género.

La justicia y la capacidad de que cada persona pueda dedicarse a lo que quiera es el objetivo principal de la lucha por la diversidad en el sector tecnológico. Pero si además tenemos en cuenta que los equipos diversos tienen capacidad de tener un mayor impacto no solo en la economía sino también en los propios productos tecnológicos, la lucha por la igualdad y la diversidad se vuelve imprescindible para todos, independientemente de su género, etnia y edad.

Por José Manuel Blanco