La política y la tecnología tejen una relación cada vez más compleja. En tan solo 10 años, internet, las redes y el procesamiento de datos dejaron de ser instrumentos para fortalecer la democracia y la participación para convertirse en armas que apuntan a debilitarlas.

Nos asusta cómo esas mismas tecnologías ahora facilitan la polarización, el racismo, la xenofobia, y hasta consiguen influir en elecciones de varios países.

Pero para comprender qué sucedió hay que mirar mucho más allá de la tecnología. Las tecnologías son las mismas, lo que cambia son los usos que se hacen de ella.

Las fake news, el microtargeting y las deepfakes ya se han vuelto herramientas cotidianas que se perfeccionan cada vez más. Pero hay otras que están por venir: nuevas técnicas de neuropolítica que, utilizando reconocimiento facial, pueden descubrir los sentimientos de los votantes al observar sus respuestas espontáneas. O la nueva generación de bots que, utilizando los avances de la inteligencia artificial y el procesamiento natural del lenguaje, podrían convertirse en armas para la manipulación política, manteniendo conversaciones fluidas con personas de manera masiva y con propaganda guionada.

¿Estamos ante una nueva carrera armamentística por nuestra democracia?

En esta conferencia hacemos un breve repaso de los alcances y peligros de las tecnologías en un contexto donde las redes sociales y la forma que tenemos que informarnos se vuelven espacios propicios para la creación y multiplicación de noticias falsas, agravando la polarización y dando lugar a extremismos que exacerban la intolerancia política, religiosa, sexual y/o racial.